viernes, 11 de noviembre de 2016

´Cuidado de sí`: ¿Cuál era la sospecha de Marx? ¿Y las de Nietzsche y Freud?

Frente a la inamovible certeza de Descartes acerca de la propia conciencia individual (cogito, ergo sum), certeza sobre la que podemos decir se construyeron todas las racionalidades modernas, los tres maestros de la sospecha [Ricoeur, Paul: 1965]: Marx, Nietzsche y Freud, desde marcos teóricos y propósitos diversos, consideraron una falsedad dicha conciencia. Sobre todo en sus desarrollos burgueses, morales y psíquicos.

De este modo, Marx, en clara contraposición al orden capitalista-burgués, esgrimió un sistema de pensamiento y acción profundamente revolucionario; movido -más que por la interpretación de los aspectos estructurales y superestructurales de la sociedad- por el deseo de transformación de los mismos. Transformación que suponía la inversión del orden burgués por el del proletariado; ello con la consiguiente destrucción de todos los aspectos que ideológica y materialmente hubieran servido a la opresión y a la alienación.

En una línea menos socio-política, Nietzsche dedicó su intermitente e intempestiva reflexión a dos cuestiones que desde siempre vio como profundamente vinculadas: la ontológica o metafísica y la moral. Vinculación que en el caso del pensamiento y la moral occidental, ha respondido a la traición y la mentira. Precisamente las de haber arrinconado la tensión clásica entre lo dionisíaco e impulsivo y lo apolíneo u ordenado en favor de esto último. Consecuencias: la creación de un orden inmutable y estático, que el cristianismo posterior refrendo y acrecentó.

Por último, Freud, apuntó hacia la construcción de la psiquis individual desde lo que consideró un largo y complejo proceso no consciente de organización. Proceso en el que deseos, necesidades y pulsiones, en interacción con las mediaciones y referencias parentales y culturales que fuesen y bajo el marco de los principios de placer y realidad, determinaría el nacimiento de una topografía de lo mental mucho más intrincada que la del modelo -claro y distinto- del Racionalismo y la Ilustración.

Así, desde diferentes frentes, los tres vinieron a develar la posibilidad de resignificar el sentido de las ilusiones modernas. Vinieron a invitarnos a realizar lo que ellos: sospechar e interpretar. Dos desafíos que deberían vertebrar cualquier planteamiento acerca del ´cuidado de sí`, sobre todo cuando este parece querer ser captado por las fuerzas del mercado. De hecho no es casual que se venda y compre bienestar emocional e interior por doquier, y paralelamente no se fomente el pensamiento crítico.