jueves, 8 de mayo de 2014

Ética y Medios de Comunicación (I): entre la complejidad y la manipulación

Así como en su momento los versos de Brecht sobre el "analfabeto político" oficiaron de acertada provocación en relación a la actual crisis de gobernabilidad que padecemos, quizá las palabras de Gabilondo sean de las más adecuadas a la hora de introducirnos críticamente en el complejo mundo de la información y el conocimiento, y al de sus implicancias para la gran y pequeña política. En El fin de una época. Sobre el oficio de contar cosas [Barril Barral, 2011], el periodista vasco señalaba que:

"Hoy en día la sociedad ha alcanzado un punto en el que la información tiene una utilidad ritual en la vida de las personas… Sin embargo, tengo la impresión de que el gran público busca en la información la cobertura de una necesidad básica para poder vivir en sociedad… 
Con todo, uno de los grandes enemigos de la información, es el modo en que se vive el presente… En efecto, los inconvenientes de una vida acelerada hacen cada vez más difícil dedicar tiempo a todo aquello que precisamente requiere de bastante tiempo para alcanzar un mayor nivel de profundidad…
El famoso paso de la información al conocimiento es ciertamente complicado. La información no es conocimiento, es solo la primera llave, la puerta que conduce al conocer...
En la actualidad nos encontramos en la situación más peligrosa del mundo, porque quienes han descubierto que la gente tiene poco tiempo están convirtiendo el lenguaje de la información en el lenguaje de la píldora, de la publicidad, de la promoción… 
La consecuencia es ese viraje del periodismo hacia el lenguaje de la intoxicación y la propaganda, es decir, la manipulación. Yo creo en la complejidad. Pero aún así, tengo la impresión de que en este oficio, sobre todo en la radio y en la televisión, es casi imposible el relato de la complejidad..."

Sin duda, palabras que de lleno nos zambullen en la tensión irresoluble entre lo que debería ser el servicio a prestar por los Medios de Comunicación y lo que efectivamente realizan. Palabras e irresolución que a la vez entroncan con el gran reto de posibilitar unos índices estimables de objetividad frente a la evidente imposibilidad de la verdad como absoluto.
Pues bien, como introducción al debate suscitado en nuestros Diálogos Filosóficos os quedan estas líneas. En breve continuamos...

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