sábado, 24 de diciembre de 2011

Nacer desde la debilidad

Al principio existía la Palabra...
en ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres...

Evangelio de Juan



Podemos creer o no creer, también creer según mejor sea que podamos. Sin embargo, esta vieja confesión de fe da cuenta de que la eventualidad de lo Infinito y Absoluto, como principio de bien y felicidad para todos, quiere guardar relación con nosotros.
Por eso la Navidad, creamos o no, lo hagamos como lo hagamos, en lo esencial viene a recordarnos que nuestras mejores posibilidades surgen de donde surgen: desde la debilidad, asumida -no como moral de esclavos- sino como camino sin condiciones para la libertad, propia y ajena.
Por eso el Niño, creamos o no, nace para todos. Para devolvernos -desde lo Infinito y Absoluto que se abaja y queda entre nosotros- nuestro rostro más luminoso: el de seres llamados a honrar la vida.
Por eso, creamos o no, desde nuestro fondo más auténtico de hombres y mujeres -sin entrar en la coartada fácil de la bondad vaciada de sustancia, mercantilizada- podemos desearnos sincera y profundamente ¡¡¡FELICIDADES!!!
¡¡¡FELICIDADES!!! porque una vez más podemos redescubrir que "nacer desde la debilidad" es la mayor fuerza y riqueza que tenemos como individuos y como sociedad.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Nuestros Diálogos y sus exigencias prácticas

Decíamos hace días, que también os hablaríamos de los comportamientos concretos que en nuestros Diálogos intentamos desarrollar. Básicamente las conductas derivadas de las actitudes sobre las que prestábamos atención entonces. Las mismas tienen que ver con criterios tales como:
a) Pedir la palabra y respetar el orden dado a las mismas; así como intentar ser claros y concisos al momento de comunicar la propia reflexión o al de recoger o sintetizar la de otro.
b) Hilar mejor las ideas y argumentos que se expresan desde el tomar notas, ensayar preguntas, y cada cierto número de intervenciones, intentar conclusiones provisorias. Es decir, se trata de estar atentos a las diferentes líneas argumentales que se van a ir gestando y sobre todo, de animarse a expresar alguna síntesis al respecto.
c) Evitar, hacia el final del Diálogo, la ansiedad de pretender palabras o ideas conclusivas. Nuestro reflexionar compartido busca indagar sobre los temas acordados, más desde el comprender de qué se trata, que desde el pretender cerrarlos o agotarlos desde unas u otras ideas. En resumen, dialogamos para aprender a plantear -desde la reflexión crítica y contrastada- nuevas cuestiones sobre aquellas cuestiones que ya nos interesan, en el fondo, dialogamos para aprender a pensar y repensarnos desde la libertad.

Pero también nuestros diálogos son evaluados, en su misma dinámica y en el propio desempeño de sus participantes. Sobre cómo lo hacemos os contamos próximamente.

Quedando como siempre a vuestra disposición, os dejamos un saludo cordial.
coachsergiolopezcastro@gmail.com
http://laplazadelafilosofía.blogspot.com/
http://coachingdientedeleon.blogspot.com/

jueves, 8 de diciembre de 2011

Nuestros Diálogos ¿cómo son?

No buscamos considerar aquí como son los diálogos que podemos intercambiar en el día a día, si no cómo pretendemos que sean los que hemos comenzado a mantener en estos espacios de reflexión que llamamos Diálogos Filosóficos. En estos, para evitar convertirlos en una simple charla o en un certamen argumental, todos asumimos un común y claro estilo de participación.
Un estilo atravesado básicamente por tres principios:
a) Hablamos desde nosotros, pero evitando hablar de nosotros. Ejercicio que va a suponer perder el temor a reflexionar sobre la propia vida, a la par que optar por dar entidad y fuerza a aquello que son nuestras experiencias vitales. Pero claro, no para contarlas desde lo anecdótico, sino para comunicarlas desde lo que es interpretado.
b) Como ejercitantes que somos en la reflexión y en la expresión de lo reflexionado, aceptamos humildemente que quizá tengamos que poner en dudas dos cosas: nuestras certezas y la creencia de que nuestra comunicación sea perfecta. De este modo nos disponemos a mejorar o cambiar ideas, razones y explicaciones, e incluso, modos de expresión.
c) Intentamos evitar apelar a la voz de las "autoridades", pero también a la voz de la "opinión pública". Es decir, en un principio dejamos en suspense todo aquello que no nos permita reflexionar desde la más absoluta libertad, sea que ello provenga del mundo de las ideas preconcebidas, como del mundo de los tópicos y generalizaciones de la sociedad ultra informada en que vivimos.

Pues bien!!! Este es el estilo que precisamente creemos como el más indicado para crecer todos a través de las propias dinámicas de lógos, en otros términos, de la razón; un estilo que obviamente se va a traducir después en unas pautas de conducta también muy claras; pero al respecto, os contamos en la próxima publicación.

Quedando como siempre a vuestra disposición, os dejamos un saludo cordial.
asesorsergiolopezcastro@gmail.com
coachsergiolopezcastro@gmail.com
http://coachingdientedeleon.blogspot.com
http://laplazadelafilosofia.blogspot.com

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Acerca del Asesoramiento y los Diálogos Filosóficos

Decíamos anteriormente, que en nuestro conducirnos a través de la pregunta de Montaigne: ¿qué estoy o estamos haciendo?, queríamos basarnos en los frutos de dos experiencias de reciente animación por parte nuestra en Zaragoza: el Asesoramiento Filosófico y los Diálogos Filosóficos.

Hablamos del primero en relación a la recuperación de la filosofía como terapia en sentido clásico, es decir, como sabiduría que puede ayudarnos en el cuidado de nuestra interioridad más profunda, si nos permitis: del alma. De éste Asesoramiento digamos por ahora sólo dos cosas:
a) Se trata de una práctica cuyos presupuestos filosófico existenciales, no son ni los de la psiquiatría ni los de la psicología, aunque no por ello reniega de las aportaciones que estas disciplinas pudieran señalarle.
b) Como relación de ayuda que es, busca que el asesorado descubra sus patrones de pensamiento, emocionalidad y conducta, y de manera crítica o racional, los asuma, cambie o mejore en tanto que son su particular filosofía operativa, es decir, su personal sabiduría vital.

Desde esta perspectiva, la experiencia de los Diálogos Filosóficos también es terapéutica. Esto por ser una indagación en la que de una forma humilde y respetuosa, sus participantes ahondan en el tema que sea desde la propia existencia; sin recurrir a previos doctrinales, pensando por sí mismos. De ahí que nos guste decir que en éstos Diálogos, todos nos rendimos ante la eventualidad de un encuentro interpersonal en el que cada voz es escuchada y valorada, en el que todos somos re-creados a través del lógos, de la razón.
Se los conoce y difunde también como Cafés Filosóficos, en parte porque se celebran en cafeterías y también porque este fue el primer espacio en el que, en París, comenzaron su andadura. Nosotros, por el tipo de sitios en que los efectuamos, preferimos llamarlos Diálogos. Pero ¿cómo funcionan? Más allá de unas actitudes y pautas comunes, hay estilos y formas diversas; ello según los filósofos que los coordinen y faciliten. Al respecto podéis ver en el vídeo que os adjuntamos, el caso de los Cafés que algunos compañeros celebran en otros sitios de España. Luego, os contaremos más sobre los nuestros.


Actualmente, en nuestra ciudad, hemos configurado dos grupos de reunión mensual: el de la Biblioteca Benjamín Jarnés, en la calle Pedro Laín Entralgo s/n del Barrio del Actur y el del Centro Pignatelli, en Paseo de la Constitución 6.
Sobre cualquier inquietud o simplemente para saber cómo avanza este sencillo pero hondo proceso cooperativo de crecimiento en la reflexión sobre nuestros interrogantes de siempre, contactadnos vía email o a través de nuestros blogs.


Os dejamos un saludo cordial.

jueves, 17 de noviembre de 2011

De viejas y nuevas plazas...

Aunque sea un tópico, quizá tengamos que decir una vez más, que ya hace tiempo se han hecho innumerables los ensayos desde donde seguimos buscando respuestas a nuestros interrogantes y anhelos más profundos. Los mismos que cuando son postergados o violentados en lo que tienen de más tangible, por ejemplo al tocar el funcionamiento del bienestar de nuestras complejas sociedades o cercenar el uso de la libertad individual, generalizan el empeño de nuevas búsquedas. Búsquedas imprecisas en sus fines, pero regeneradas en sus modos y virtualidades.
Es así como, por un lado viejas y nuevas crisis, y por otro, desgastadas y pésimas respuestas, desde África a América, nos han impulsado desde hace un tiempo, hacia el espacio común de la plaza. Espacio que parece habíamos olvidado como ámbito de encuentro -no de simple entrecruzamiento mercantil- y reflexión desde donde replantear qué necesitamos, qué queremos. De este modo, al cada vez más complejo desarrollo de unas formas pretendidamente útiles a la supervivencia personal -por caso pensemos en la exponencial multiplicación de propuestas dentro de las llamadas relaciones de ayuda- se vinieron a imponer sobre lo social, los efectos de conocidos y estructurales desaciertos. Y con ellos decíamos, la reacción. La general salida tras la recuperación de esa criticidad que en algún momento, o algunos domesticaron, o a nosotros mismos pudo parecernos innecesaria... la salida a la plaza.
Pero ¿de qué estamos hablando? ¿De una cultura en mucho patológica, por lo tanto necesitada de cuidados terapéuticos? ¿De nuevas práctica sociales y políticas? Hablamos de lo uno y de lo otro; y lo hacemos porque como vosotros, creemos que ya toca, que ya es hora. Pero en este caso, queremos hacerlo desde la capacidad que nos da una herramienta tan antigua y tan particular como es la filosofía. Pero no la filosofía de las meras abstracciones, sino la filosofía de las concreciones para la vida. Concreciones que si bien no resolverán las paradojas propias del existir, sí nos ayudarán a ver críticamente tanto las propuestas desde las que se nos intenta aletargar y narcotizar, como también nuestras mismas propuestas.
En este sentido, hablamos de una filosofía que es indagación sobre nuestra propia profundidad y presente; de filosofía motivada más que por la pregunta instrumental de Kant acerca de ¿qué debo o debemos hacer?, por el interrogante de Montaigne ¿qué estoy o estamos haciendo? Por ende, una motivación y una pregunta que en lugar de relanzarnos superficialmente hacia adelante, nos fijan en una búsqueda hacia el fondo, hacia lo profundo de lo que nos acontece o inquieta. ¿Un ejemplo a meditar y discutir? Precisamente el que nos brinda la última producción de Eduardo Chapero- Jackson. En ella, su protagonista -una especie de Quijote en adolescente- como nosotros, entre la fantasía y la realidad busca en lo laberíntico del mundo, la plaza donde con otros, bucear sobre ese algo que como sentido parece que debe haber... ese algo sobre el que nadie o pocos están dispuestos a hablar...

Por eso, nuestra plaza de la filosofía quiere ser eso. Espacio de encuentro y reflexión al que sumarte. Ámbito en el que podamos dar cuenta de hasta dónde puede conducirnos la sútil pregunta de Montaigne. ¿Cómo? Fundamentalmente desde lo que suscite la animación de dos experiencias: la del Asesoramiento Filosófico y la de los Diálogos Filosóficos. Pero sobre éstas os contaremos en la siguiente publicación.

Un saludo. Y ya sabéis, os invitamos a seguir y contactar en la plaza...

http://laplazadelafilosofia.blogspot.com
asesorsergiolopezcastro@gmail.com